Oscar Ramírez, Finca Las Torreras

Mi papá trabajaba en un vivero y en renovación de fincas y tuve que ayudarlo para asegurar los ingresos familiares. Y unos cinco años después comencé a trabajar propiamente en finca.

Mi esposa también tiene un largo historial en el rubro del café. Ella empezó también a trabajar cuando estaba muy joven, y juntos manejamos nuestras parcelas, que juntas miden 3 hectáreas. Yo mismo enfoco sobre todo en renovación y manejo de finca, y mi esposa más que todo en secado. Juntos hacemos la recolección en alta temporada.

No ha sido fácil pero poco a poco hemos logrado crecer y construir ese patrimonio. Nuestro hijo vive en los Estados Unidos desde muchos años y mandó los fondos necesarios a Honduras para comprar parte de nuestra tierra. Y nuestra hija, Rosanni, es empleada de Cafesmo, responsable de trazabilidad y certificaciones. Sus conocimientos son valiosos para el trabajo que hacemos en finca.

Y nuestro primo, Allan, también nos ayuda. Él y su esposa Yoreci tienen más experiencia en la preparación de micro-lotes y nos apoyan en los momentos claves. Necesitamos esa diferenciación de calidad y de precio para mejorar nuestros ingresos.

Y aun así, también contamos con un apoyo económico de nuestro hijo en los Estados Unidos, y además trabajo como albañil en la baja temporada. Dicho eso, estoy muy contento con mi vida y con mi trabajo también.

No tengo jefes, no tengo nadie que dicta mi día. Trabajo cuando quiero, en lo que quiero, y a mi manera. Ese sentido de liberta tiene mucho valor para mí. Además, trabajo en un entorno muy sano, en plena naturaleza, con un clima que nunca está demasiado frío, ni caloroso. La verdad es que me siento muy agradecido y feliz.